
Clan Salgado, herederos del caciquismo de los Figueroa
Roberto Castillejo Bahena
Nadie pudo haber descrito mejor al estado de Guerrero, que el escritor Armando Bartra en su libro titulado «Guerrero Bronco». Y es que, si hacemos un breve repaso por la historia de México, Guerrero ha servido de carne de cañón en varias transformaciones. Desde la época de la colonia, fue una región de las más explotadas hasta la llegada de la independencia.
Guerrero, surge desde un grito desesperado, exigiendo justicia social, y puso los muertos que tenía que poner para lograr que España se fuera del territorio de lo que hoy se llama México.
Las otras dos transformaciones derivan de las Leyes de Reforma (1855), y de la Revolución Mexicana (1910). La Cuarta transformación no llegó, se quedó en una esquina, dijera la canción. Y es que cuando creíamos que Andrés Manuel López Obrador, transformaría al país a través de una estrategia clara consolidada en Políticas Públicas con miras a evaluar los resultados en un corto plazo lo haría, no fue así.
Los problemas torales del Estado de Guerrero, todos lo sabemos y están ligados al caciquismo, extendido con sus raíces hasta el campo cultural. La figura del agiotista del pueblo, el acaparador de tierras, el Comisario del pueblo que se vuelve aliado del que ostenta el poder económico en un grupo social comunitario. Existe una película que retrata estas expresiones de manera fiel, sin dejar el sarcasmo a un lado, y esta es “Calzonzin inspector” y la otra fuente para entender el caciquismo es la Novela de Carlos Montemayor, que título “Guerra en el Paraíso”.

EL CACIQUISMO DE LOS FIGUEROA
Guerrero, ha tenido que lidiar con su democracia, y no ha sido nada fácil, el tema del figueroismo en Guerrero, es un tema de dolor, muerte, represión, abuso de poder, autoritario, corrupción de un gobierno paternalista. El tema de Aguas Blancas, los vuelos de la muerte producto de la guerra sucia están suficientemente documentados, para darnos una idea.
Sin duda el figueroismo no se ha ido, no ha desaparecido, aunque ya no goza de la misma hegemonía sigue haciendo presencia en el ámbito político. No se puede deshacer tan fácilmente, y más por sus redes de intereses que tejen el Estado de Guerrero. Su declive, podemos decir que lo ubicamos en la débil figura de Rubén Figueroa Smutny.
Sin duda, Rubén Figueroa es la figura moral para los priistas; como Cuauhtémoc Cárdenas para los de la izquierda del PRI.
La consecuencia del fenómeno del caciquismo, trae consigo graves malestares sociales, desde la marginación, hasta el alto nivel de desigualdad en su sociedad. Las cifras compartidas por CONEVAL de diez años atrás, lo único que destacan son los altos índices de pobreza. Esta muestra social, se le suma actualmente el problema de inseguridad, violencia y en consecuencia viene el colapso del sistema que por ese momento se encargaba de regir las relaciones humanas.
LA HERENCIA DE LOS FIGUEROA A LOS SALGADO
Hay intereses encontrados, o conciliados. Todos sabemos que Félix supo muy bien servir al sistema del PRI. El famoso costal con boletas quemadas, que fue a tirar al Congreso, fue parte de una estrategia mediática-política, para apaciguar los ánimos exacerbados por el fraude perpetrado por el PRI. Aquello permitió calmar los ánimos, ante una demanda de levantarse en armas si no se respetaba la voluntad del pueblo, por eso Félix siempre fue el más amado por el régimen priista, por el favor enorme que les hizo.
Félix ha sabido manejar muy bien el cuarto poder, desde el periódico Acción en la Ciudad de Iguala, hasta La Jornada Guerrero en la que supo y lo sabe aún, que los efectos mediáticos producen un resultado a favor de sus intereses. Ahora con su periódico El Guerrero, no creo que vaya a ser la excepción. Que extraño es que cuando se llevó a cabo el ataque armado en contra del alcalde taxqueño, todos los noticieros, rotativos en el Estado, dieron a conocer la noticia -sin duda relevante- pero por coincidencia o azares del destino, no le dio la relevancia el periódico El Guerrero, me imagino que para ellos no era relevante.
GUERRERO A UN PASO DE ENTRAR A LA ERA DEL NEO-CACIQUISMO
Las características de un gobierno cacical, lo podemos notar en las gubernaturas en las que estuvieron los Figueroa. La característica principal es el sectarismo con el que actúan, o actuaron y eso se ve reflejado en las prácticas de la actual administración que preside la Gobernadora Evelyn Cecia Salgado Pineda. La otra característica es la de gobernar influyendo miedo a la ciudadanía, como el miedo que reina en el ambiente a consecuencia de la violencia exacerbada que reina en el Estado de Guerrero actualmente.
El nuevo cacique del Estado ha recibido la estafeta, y es Félix Salgado Macedonio. Si queremos un mejor futuro para el Estado de Guerrero, se requiere de evaluar su administración del Senador. Estamos conscientes que su hija Evelyn, está al frente, representando al Estado de alguna forma, y que Félix es el que coordina los poderes fácticos -los que operan en la oscuridad- esto se vuelve más peligroso aun, ya que se vuelve punto ciego para las críticas, dejando a la Gobernadora al frente como muro para soportar los embates.
Sin duda, estamos ante el NEO-CACIQUISMO violencia controlada para controlar a la población, recursos económicos para lograr que los municipios aprueben, aunque no estén de acuerdo, ciertos proyectos de obra pública.
Guerrero volvió a revivir el caciquismo del pasado. Cuando creíamos que habíamos vencido al viejo régimen, creo que nos equivocamos de formula. Es como si el pueblo guerrerense se fuera dar una vuelta por el camino de la lucha armada, comenzando en la Independencia en 1810, pasando por la Revolución en 1910, por Lucio Cabañas, Genaro Vázquez (70’s) y actualmente la lucha por la verdad de parte de los Padres de los Jóvenes Normalistas desaparecidos.
Considero que tenemos mucho trabajo aún.





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